Aunque confiar en las personas a veces parezca un poco absurdo, sigo pensando en que lo mejor sería no tener que desconfiar de nadie. Eso me pasa por hablar demasiado, con gente a la que conozco demasiado poco. De todas formas seguiré merendando pan con chocolate hasta que lo aborrezca, o hasta que ya nadie me pida que le dé un poco de mi tableta.
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