martes, noviembre 24, 2009




Abro los ojos. No se donde estoy, pero oigo los murmullos de una conversación. Hablan de mi, me he dormido. Estoy tumbada, arropada hasta las cejas. Al cabo de unos minutos cambio de posición y me doy cuenta de que en realidad no hay nadie más que yo en la habitación. Todo está en penumbra. Son las 3:38 de la madrugada. Me doy cuenta de que estaba soñando. Tengo una sed tremenda y me acerco el vaso de agua. Me la bebo toda de golpe. Cuando acabo pienso que dentro de un rato volveré a tener sed, pero que ya no me queda agua y tendré que bajar al piso de abajo, donde está la cocina, para conseguirla. Me agobio pensando esto, porque me da miedo bajar de madrugada, con la casa a oscuras y con los sonidos del viento que se cuela por toda la casa.


En la ventana se ven reflejadas las sombras de las ramas de los arboles. No paran de moverse. Me dan un poco de miedo, y dejo de mirarlas y me concentro en volver a dormirme, antes de que vuelva a sentir sed. Tengo calor, pero si me destapo temo coger frio y además no me gusta dormir sin taparme los pies y la cara, incluso los hombros. Asique paso un poco de calor y acabo tumbada de lado, cara a la pared. Me suenan las tripas. Una mala digestión seguramente.


Empiezo a oir ruidos. Vienen de la parte de abajo de la casa. Oigo como camina la perra por el suelo de madera. Sus uñas arañando la madera a cada paso. Oigo que algo sube por la escalera, pero no se si es la perra, porque aquí ya no suenan sus uñas porque el suelo es de moqueta. Oigo que entra en mi habitación y el ruido de un spray. Pienso que alguien ha entrado en la casa para robar y nos van a dormir con spray para asegurarse de que no nos despertamos mientras estén dentro. Después sigo oyendo a lo lejos como siguen tirando spary por el resto de habitaciones. Me tapo la nariz con la sabana para no respirarlo, pero pienso que igual es peor no dormirme si alguien ha entrado en la casa. Si se dan cuenta de que estoy despierta puede pasarme algo peor y además pasaré mucho miedo. No paran de echar spray. De repente noto como se levanta ligeramente mi colchón, como si alguien mirara debajo, o se metiera debajo. No se si es la perra que se ha metido debajo de mi cama huyendo del spray, puede ser. Las tripas siguen sonándome y vuelvo a tener un poco de sed. Demasiadas cervezas anoche.


Cuando me despierto estoy cara a la pared, apoyada sobre un brazo que se me ha dormido. El relieve del papel pintado de la pared me recuerda donde estoy. Ya es de día. La luz se filtra suavemente por las cortinas azules. Hoy sigue haciendo viento, lo oigo a lo lejos.

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